
En un hallazgo significativo, estudios de antropología física han identificado a «Yotzin», posiblemente el único hombre precerámico descubierto en Santa Lucía, México. Este descubrimiento destaca la importancia de esta región en el estudio de la evolución humana.
Desde 1984, cuando se encontró el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en la Cuenca de México, no se habían hallado restos humanos precerámicos en esta área, que se refiere a las poblaciones más antiguas antes de la invención de la cerámica. Sin embargo, durante las exploraciones en el yacimiento de Santa Lucía, en la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se ha encontrado un esqueleto que podría cambiar esta situación.

El esqueleto, denominado «Yotzin» (único en náhuatl), fue descubierto en el sitio M3, cerca del cerro y poblado de Xóloc, a 2241.58 metros sobre el nivel del mar. El equipo de investigación, encabezado por el arqueólogo Rubén Manzanilla López del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), colectó el 80% del esqueleto, incluyendo un cráneo semicompleto. Las características morfológicas y antropométricas sugieren que pertenece a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace unos 10,000 años.

El equipo multidisciplinario del INAH, que incluye al biólogo Lauro González Quintero, el geólogo Antonio Flores Díaz, la arqueóloga Patricia Dolores Cázares Rodríguez y el antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González, ha realizado estudios detallados del esqueleto. El análisis morfológico indica que «Yotzin» tiene un cráneo alargado, mandíbula ancha, húmeros y cúbitos redondeados, fémures poco aplanados y tibias aplanadas transversalmente, características típicas de los cazadores-recolectores de la época.
Arturo Talavera González destacó que «Yotzin» mide 1.75 metros, una estatura notablemente mayor a la media de los restos prehispánicos, generalmente entre 1.60 y 1.65 metros. Además, el desgaste severo en los dientes sin presencia de caries sugiere que «Yotzin» no consumía carbohidratos y posiblemente utilizaba sus dientes como herramientas para trabajar pieles o fibras.
El esqueleto también presenta patologías como migraña, infección en el oído medio y periostitis. Los estudios de paleoambiente y estratigrafía realizados por el biólogo Lauro González Quintero y otros investigadores del INAH indican que «Yotzin» fue enterrado en una capa de suelo correspondiente a un periodo interglaciar, similar al de otro yacimiento importante en la Cuenca de México, Tlapacoya, fechado entre 20,000 y 13,000 años antes del presente.
El INAH presentará más detalles sobre este hallazgo en el programa «Somos nuestra memoria» el jueves 20 de junio de 2024, a las 11:30 horas, disponible también en el canal de YouTube de Radio INAH. Este descubrimiento no solo enriquece nuestro conocimiento sobre los primeros habitantes de México, sino que también destaca la relevancia de Santa Lucía en la prehistoria mexicana.
Fuente: https://www.inah.gob.mx/
