A quince años del crimen, el caso sigue siendo un símbolo de impunidad y de la deuda del Estado con las mujeres que exigen justicia

Chihuahua, Chih., a 19 de diciembre de 2025.–
La diputada Leticia Ortega Máynez, integrante del Grupo Parlamentario de MORENA, presentó un posicionamiento en memoria de Marisela Escobedo Ortiz, en el que subrayó que su asesinato fue consecuencia directa de una cadena de omisiones, decisiones judiciales fallidas y negligencias institucionales que nunca fueron corregidas.
En su intervención, la legisladora recordó que esta historia comenzó en 2008 con la desaparición y posterior feminicidio de Rubí Marisol Frayre Escobedo, hija de Marisela, en Ciudad Juárez. A pesar de que el responsable fue detenido y confesó el crimen, en 2010 un tribunal en Chihuahua lo absolvió, ignorando pruebas e indicios clave.
Aunque meses después la sentencia fue revertida y se dictó una condena de 50 años, el agresor ya había huido sin que existiera una reacción eficaz para su recaptura, lo que evidenció —desde entonces— fallas estructurales del sistema de justicia.
Ortega señaló que, a partir de ese momento, Marisela Escobedo transformó su dolor en una lucha pública por justicia, recorriendo instituciones, manifestándose frente a tribunales y señalando responsabilidades. Durante ese proceso, recibió amenazas reiteradas, sin que el Estado le brindara protección efectiva, a pesar del riesgo evidente.
La diputada recordó que el 16 de diciembre de 2010, Marisela fue asesinada frente al Palacio de Gobierno del Estado de Chihuahua, mientras mantenía un plantón para exigir justicia por su hija. El crimen ocurrió a plena luz del día, frente a cámaras de seguridad y ante la sede del poder público, lo que convirtió el caso en un símbolo nacional de impunidad.
En su posicionamiento, enfatizó que:
“Exigir justicia en México, para muchas mujeres, sigue siendo un acto de alto riesgo”.
Asimismo, afirmó que recordar a Marisela Escobedo es reconocer una deuda histórica del Estado con las mujeres víctimas de violencia y con aquellas que, como ella, se niegan a callar frente a la injusticia.
Su nombre —subrayó— debe permanecer como una advertencia permanente de que la impunidad y la indiferencia institucional tienen consecuencias fatales, y de que la memoria también es una forma de exigir justicia.
